lunes, 24 de enero de 2011

Homenaje a Churchill (VI)

Churchill bautizó 1945 con el nombre de “Triunfo y Tragedia”, por el clima de hostilidad que se instauró a nivel global tan pronto como terminó la guerra. La muerte del Presidente Roosvelt fue un duro golpe para él. No obstante, Truman comprendió mejor que su antecesor la amenaza del bolcheviquismo. Además, compartía con el gentleman británico su sentido de la sensibilidad artística.
Capitulada Alemania, Churchill vivió su tragedia personal. Attlee, en una jugada indigna, rompió el gobierno de unidad nacional y forzó a convocar elecciones. Churchill presentó batalla con su dureza habitual. Advirtió a los británicos que la izquierda no sabría gobernar un país en post guerra, ni responder a los clamores de la indignación popular. Según los entendidos, sus duros juicios le costaron las elecciones que, en efecto, perdió, pero, visto el conjunto en retrospectiva, nadie puede negar que sus valoraciones fueran objetivamente ciertas. Attlee fue el primer ministro más nefasto que ha conocido el Reino Unido. Intentó desarrollar el estado del bienestar en un país arruinado por la guerra, endeudándolo aún más. Sus nefastas particiones del continente indio en Pakistán y la India, y del protectorado palestino en Israel y Palestina han acarreado los conflictos históricos que todos conocemos. Escarmentado, el pueblo inglés decidió que después de él, ningún laborista volvía a pisar el 10 de Downing Street hasta 1965.
Churchill mientras se refugió en su familia, manteniéndose activo políticamente. En 1946 dio un discurso en EE.UU. donde fue el primero en advertir que la Guerra Fría era algo más que unas distensiones diplomáticas. En este discursó ilustró la situación del Viejo Continente con la imagen de “el telón de acero”. En 1946, los liberales lo llamaron alarmista y los comunistas americanos protestaron frente a su hotel… Un año más tarde se demostró que tenía razón.
Al mismo tiempo, escribió unas titánicas Memorias de seis libros divididas en doce volúmenes. Yo me las he leído, pero dilucido que tendréis tanto interés (ni tanta paciencia, que también es necesaria), sin embargo, está muy bien una selección de dos tomos que han hecho recientemente en castellano. Unas Memorias nunca son imparciales, ni objetivas, pero estos comentarii beli modernos tienen un toque literario nada menospreciable y son una de las mejores crónicas del peor conflicto bélico en la larga historia del los hombres en primera persona.

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