domingo, 1 de julio de 2012

El origen del cosmos finlandés

Cualquier cultura inicia su mitología con una narración sobre el origen del mundo, o lo que las religiones monoteístas prefieren llamar el génesis. Mi afición por los cultos paganos me ha dado a conocer un diverso número de estas historias. Sin embargo, pocas me han parecido tan curiosas como la que aparece en el Canto I de Kalevala.


Portada de Kalevala de Elías Lönnrot traduido al castellano por Alianza Editorial. Traductores: Joaquín Fernández y Úrsula Ojanen

Escrito por Elias Lönnrot (1802-1884), Kalevala compila en sus más de 20.000 versos toda la tradición de mitología, leyendas, cuentos populares y fábulas de Finlandia. Fue especial empeño de su autor conseguir este ambicioso objetivo. Se debe tener en cuenta que hasta el S.XIX, la literatura finlandesa era prácticamente nula, pues tenía como única manifestación la lírica oral. Lönnrot, impulsado por las corrientes nacionalistas del romanticismo, creó una obra depositaria de la tradición de su cultura, que además sirvió, en buena medida, de fundamento para el establecimiento de unas letras finlandesas sólidas.


Elías Lönnrot (1802-1884)

El origen del mundo en la mitología finlandesa empieza con un gran mar, típica imagen asociada al caos. Ilmata, la diosa virgen, desciende a este mar, donde es fecunda por las olas y el viento. A partir de ahí la diosa nada, flotando boca arriba, durante siete siglos en estado de preñez de norte a sur, de este a oeste. Infructuosamente busca un lugar firme sobre el que pueda dar a luz.
Finalmente invoca al dios supremo, Ukko que le envía un pato, descrito en el cantar como un animal de gran elegancia y belleza.


El ave pide a Ilmata su roidilla para hacer en ella un nido donde incubar sus huevos. Seis huevos de oro y uno de hierro pone el pato sobre la rodilla de Ilmata. La diosa, sin embargo, empieza a quemarse por culpa del intenso calor de la incubación. Finalmente se mueve y los huevos caen al vacío.


Ilmata emerge de las aguas.

De sus cáscaras emerge la tierra, sus yemas dan lugar al sol, mientras sus claras son el origen de la luna. Así, con el cosmos constituido, Ilmata encuentra al fin la tan ansiada tierra firma y puede dar a luz a su hijo, Väïnämömën, el héroe.

4 comentarios:

  1. És curiós com totes les mitologies creacionistes tenen uns parts, per dir-ho de manera fina, curiosos...

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    1. Aquestes explicacions irracionals formen la major part de la gràcia del relat mitològic.

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  2. Un origen en un mar magmático del todo informe que necesita la concreción femenina para parecerse al algo que podamos digerir como humanos y, así, explicarnos el mundo que habitamos. En el fondo, la mitología o la religión no son más que poesía folklórica (esto es, de fijación progresiva, colectiva y popular -aunque pueda partir de un arranque "culto"-) para poder entender un mundo sin manual de instrucciones de un fabricante que nunca da la cara. Claro que en Finlandia las aguas engendradoras no deben estar como para una escenita erótica a pelo: de ahí los huevos calientes...

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    1. ¡Qué reflexión más cómica! Te veo inspirado Ábradas. ;) Estoy de acuerdo en que la religión y la mitología sólo son poesía folklórica.

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