jueves, 21 de mayo de 2015

Dos Hombres de Derechas y la Segunda República (X)

El nuevo gobierno radical cedista y sus desafíos

Bandera

Al día siguiente de la dimisión de Samper, el 1 de octubre de 1934, Alcalá Zamora abrió nuevas consultas en Palacio. Esta vez fue el propio Lerroux quien exigió la entrada de la CEDA para aceptar el encargo de formar gobierno. El Presidente cedió a regañadientes, aunque puso como condición que ningún cedista se hiciera con una “cartera clave”. En palabras del periodista británico Henry Buckley equivalía “a decirle a alguien que es “suficientemente leal a la República” para ocupar el ministerio de Agricultura, pero no el de Gracia y Justicia” (BUKLEY, 2009:106).
Lo cierto es que Gil Robles seguía sin declararse explícitamente republicano -ni demócrata. A diferencia de en sus memorias, en su vida política nunca ocultó sus simpatías por regímenes totalitarios. Tampoco se debe olvidar que Alcalá Zamora recelaba de una coalición de partidos fuertes que rechazara su influencia en el gobierno como había ocurrido en el bienio azañista.

Sello de correos con la efigie de Lerroux.

Con todo el Presidente hubo de transigir. Gil Robles estaba dispuesto a conformarse con solo tres carteras, pese a tener más diputados, pero alguna de ellas debía tener peso.
Llegados a este punto, cabe preguntarse: ¿Estas dinámicas institucionales eran normales en Europa? Veamos, con la salvedad de Inglaterra, habituada a la alternancia de grandes partidos con mayorías absolutas, las democracias parlamentarias europeas como Francia, Bélgica o Italia (hasta la llegada de Mussolini) se sucedían unos gobiernos de durada más corta que los actuales.
No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando las reformas constitucionales reforzaron la figura del jefe de gobierno desplazando al Rey o Presidente de la República que hasta ese momento se veían obligados a intervenir excesivamente en la conformación del gobierno.

Lerroux con su edecán, Ricardo Samper, a quien había "prestado" la presidencia del gobierno.

Ahora bien, aunque con una vida más corta que los actuales, los gobiernos europeos solían durar más de un año y hasta podía llegar cómodamente a tres. En la Segunda República sólo el gobierno Azaña I se asemejó a estos. El resto de gabinetes hasta la guerra civil se aquejaron de una debilidad extrema que no les permitía superar el mes de vida, o el trimestre en el mejor caso. La victoria de un partido “hostil” al régimen en Cortes de 1933 y el presidencialismo bastardo de Alcalá Zamora explican esta circunstancia.
En cualquier caso, el 4 de octubre de 1934 juraba el cargo el primer gobierno compuesto por ministros de las dos fuerzas mayoritarias en la cámara la CEDA y los Radicales. Este fue el gobierno Lerroux IV: Presidencia, Alejandro Lerroux (radical); Estado, Samper (radical); Justicia, Rafael Aizpún (CEDA); Guerra, Diego Hidalgo (radical); Marina, Juan José Rocha (radical); Hacienda, Manuel Marraco (radical); Gobernación, Vaquero (radical); Instrucción Pública, Filiberto Villalobos (liberal demócrata); Obras Públicas, José María Cid (agrario); Trabajo, José Oriol Anguera de Sojo (CEDA); Agricultura, Manuel Giménez Fernández (CEDA); Industria y Comercio, Andrés Orozco (radical); Comunicaciones, César Jalón (radical); ministros sin cartera, Martínez de Velasco (agrario) y Leandro Pita Pizarro (independiente de centro derecha).

El gobierno Lerroux IV tomó posesión el 4 de octubre.

Este gobierno tuvo en seguida que afrontar dos retos de extrema gravedad. El mismo día de su toma de posesión llegaron a Madrid las noticias de un levantamiento en Asturias. Dos días después, la tarde del 6 de octubre, el President de la Generalitat, Lluís Companys, proclamaba el Estado Catalán sublevándose contra el nuevo gobierno. 



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