domingo, 22 de noviembre de 2015

Ella en los Ojos Ajenos


[Tal vez el poema más feminista de cuantos he escrito.]


Para D...

En el estanque de penumbras
                                                  -entre la barra,
el billar y la pista de baile- la tiniebla
hidrata el deseo con la rosa del alcohol.
Libres de moral, huérfanas de vergüenza

deambulan las miradas
                                         -entre la tela
y la rodilla, y entre la tela y el cuello-
escalan los centímetros prohibidos de la carne,
hasta probar el maná de la lujuria.

Así el estímulo desnuda
                                          a las almas
de los velos de ceniza. Muda la rutina
por otro collar de sumisión
(más natural, más placentero).

De esta sinuosa atmósfera
                                              ella es personaje
-y es decorado. Excita a los caníbales de la mujer
mientras lamen pétalos de alcohol en sus fauces.
Al verla, su ansia epiléptica despierta.

En sus pensamientos,
                                    el susurro de sus ojos
reverbera el palpito excitado de su frustración y su deseo.
Como un olor sin tacto,
como un tacto sin nombre

la delicia de su piel se cubre.
                                                Y cada hilo de su vestido
prolonga una nube de estrellas –negras-
como una maraña de enredaderas
-candado de manos ajenas, puerta a su imaginación obscena-.

Bajo su piel la sangre anida
                                              con alas de mariposa.
Tal vez, fue un ángel porque en su espalda
se ilumina la cicatriz de unas alas perdidas.
Pero los mirones no quieren bucear en su universo.

No buscan las lunas llenas de su alma.
                                                                Sólo la sumisión
de su materia, sin importar violencia, para integrase en ella.
(O si acaso, al menos, el estímulo
para la autocombulsión erótica.)

Por suerte hay unas manos…
                                                  (Las que la besan
en cada abrazo. Y no la desnudan sino dándole alas,
buscando generosas, entre los tirabuzones de su melena,
cómo cruzar juntos el horizonte de la felicidad).

21 de noviembre de 2015
Eduard Ariza


9 comentarios:

  1. "Las que la besan
    en cada abrazo. Y no la desnudan sino dándole alas,
    buscando generosas, entre los tirabuzones de su melena,
    cómo cruzar juntos el horizonte de la felicidad"

    Brillant final, si senyor!

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  2. Eduard,
    Hauries de publicar si no has fet. És una poesia molt bella i treballada.

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    1. M'encnatari publicar un recull de poemes. Però no sé com fer-ho ni per on començar. Moltes gràcies.

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    2. Moltes gràcies per el teu elogi. És molt important per mi.

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  3. WoW! Crec que no havia llegit mai un poema sobre aquesta temàtica... Molt interessant. Et felicito especialment per l'última estrofa... És un final inesperat i adorable, clar que jo sóc una avida consumidora de romantiqueo en todas sus formas.

    Congrats!

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    1. Moltes gràcies Marta!! Realment s'ha fet amb molt d'esforç. Però no és un romanticisme viscut en primera persona. És per una amiga i els seu nòvio.

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    2. Moltes gràcies Marta!! Realment s'ha fet amb molt d'esforç. Però no és un romanticisme viscut en primera persona. És per una amiga i els seu nòvio.

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