viernes, 26 de febrero de 2016

Consuelo


Para P...

Bajo el peso de tu luz se respira mejor.
Hasta se bucea en los océanos de tierra
con alas prestadas
                                   por los cometas.
E incluso el tétrico desliz del remordimiento
se asfixia entre las piedras.

Empapadas en ti, de las cenizas de la añoranza
brotan luciérnagas con alas de hueso.
Luego ese resquemor
                                   la caricia ácida de la angustia
y ya sólo nos queda la sangre
disfrazada de cronómetro.

El olvido es un vómito escrito en fuego.
Nos devora el cráneo, nos araña la piel,
pero el peso de tus palabras
                                               me mancha los dedos.
Así mis manos las repiten
en cada uno de sus gestos.

Tu presencia se respira como un puzle de agua
asfixiante, serena, irresoluble
                                               de cariño.
Absuelve la desnudez de mi vergüenza
con un disfraz de dignidad que no tejieron las ortigas
sino los reflejos estelares en el oleaje.

Haz también unos guantes para mis ojos.
Sólo quiero mirarte en la ceguera
suspirando cada palabra
                                               como una fórmula aritmética.
Retuerce mi frustración en la herida de tu dulzura
-que el polvo testimonie mi entusiasmo-.

El color invisible de tu alma se ha tatuado
debajo de mi piel
                             deslizando el aroma
agitado y sereno de un sueño plácido detrás de los ojos.
Me llamas... o estás en mi agenda
(empieza el sueño).

26 de febrero de 2015

Eduard Ariza

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